Es así: las tradiciones y los bailes folclóricos, como los conocían nuestros abuelos y de los que se sentían orgullosos de formar parte, resultan poco interesantes para las nuevas generaciones. Por ello, es necesario captar la atención de los más jóvenes para que tomen el relevo de los mayores.

Este es uno de esos trabajos que me roban el corazón, no solo por tratarse de una campaña de ilustración, sino porque me lo encarga una entidad del pueblo desesperada por no desaparecer. Y es que, en una sociedad donde las pantallas son la principal fuente de entretenimiento, tradiciones como el Ball de Gitanes corren el riesgo de desaparecer. A través de un insight claro —“Todo vuelve”—, queremos incentivar la participación de una nueva generación en la entidad: la Generación Z.